El artículo se enfoca en la historia de la emergencia del activismo político intersexual. La autora discute de la autoridad médica e la invisibilidad cultural de las hermafroditas. Se enfatiza que la creencia que sólo hay dos sexos claramente discernibles ha tenido consecuencias desastrosas personales para las personas que han nacido con la anatomía sexual que no se ha podido identificar fácilmente.